Este artículo forma parte de la serie de contenidos del espacio ELECCIONES USA 2024, donde irán escribiendo distintas firmas invitadas.
Desde que la Corte Suprema de Estados Unidos revocara Roe vs. Wade a mediados de 2022, con el fallo Dobbs vs. Jackson, el derecho al aborto se convirtió en un tema político de primer orden. Hoy se consagra como una de las batallas que Joe Biden privilegia en la electoral para volcar a su favor un escenario reñido con Donald Trump.
Un estudio de Ballot Ready reportó que, en lo que va de la campaña electoral, las posiciones públicas sobre el aborto son las que más crecieron respecto a la elección pasada. Y ya se trata del segundo tema al que más recurrentemente se refieren los candidatos a nivel estatal y federal.
De esta dinámica también son parte los principales candidatos a presidente. Trump sostiene que se trata de un tema sobre el que deben expedirse los estados y de ninguna manera ser regulado por una ley federal, ni siquiera para limitar los procedimientos. Así, se ciñe a lo que dijo en 2022 la Corte Suprema, de perfil conservador. Y, en simultáneo, acota la controversia que le puedan proponer y se deslinda de la responsabilidad respecto de Dobbs v. Jackson y de sus implicancias.
Biden se encuentra en una encerrona: el virtual empate en intención de voto con su predecesor le obliga a llevar el argumento pro choice como bandera de campaña, a pesar de las reticencias que mostró en el pasado.
Busca con este issue movilizar votantes en estados clave, acaso con resultados similares a los de 2022. Esto se vuelve especialmente relevante en un contexto nacional de caída en el interés en la elección, con una imagen negativa de la gestión presidencial, más aguda entre los jóvenes, y con un escenario muy dividido entre las mujeres.
Una muestra de la relevancia que decidió darle Biden al tema fue su reciente visita a Florida. Allí, en el estado de su rival, el demócrata puso el foco en los derechos reproductivos de las mujeres, habló del «caos y la crueldad» normativa que atribuyó a su predecesor y señaló una paradoja de lo que propone este: «Trump sigue diciendo que las leyes específicas de cada estado funcionan brillantemente. Eso es un límite de seis semanas [de embarazo como tope para los abortos] en Florida. Eso es brillante, ¿no? Y para las mujeres que ni siquiera saben que están embarazadas, ¿es brillante?».
En esta elección, en algunos estados, el aborto irá a las urnas por sí mismo, más allá de los candidatos. Justamente Florida es uno de ellos. Allí se votará una enmienda constitucional para derogar las limitaciones al aborto que rigen desde mayo, que, de votarse, ampliaría el término del embarazo a concluir a las 24 semanas.
Se trata de un estado sumamente importante. Es un terreno en el que los demócratas suelen tener complicaciones y donde Trump consiguió los 29 representantes ante el Colegio Electoral por una mínima diferencia en los últimos dos comicios. Ahora, Biden buscará ganar el estado por primera vez para los demócratas desde 2012 movilizando al electorado pro choice.
También se definirá la jerarquía constitucional de este derecho en Maryland. Y otros estados deben aún decidir si la legalidad del aborto se dirimirá en noviembre, como Arizona.
Este es un caso muy interesante: en ese estado se confirmó este año la posibilidad de que se aplique una ley de 1864, aunque ya se logró la media sanción para derogar esta legislación y, en paralelo, una fuerte campaña ciudadana dice ya tener las firmas suficientes para llevar el aborto a las urnas en noviembre. Y es, nada menos, uno de los estados pendulares en los que Biden corre detrás de Trump, según las últimas encuestas.
Para algunos es un derecho fundamental. Para otros, una herejía o un extravío de la moral. Pero sin dudas, el aborto es un tema que signará en buena medida esta campaña.
(Más recursos e información en ELECCIONES USA 2024)
Ilustración realizada con IA
