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Lealtad y estrategia: la elección de Trump para la vicepresidencia

MACARENA GARCÍA GIL

Este artículo forma parte de la serie de contenidos del espacio ELECCIONES USA 2024, donde irán escribiendo distintas firmas invitadas.

Estas elecciones representan una revancha de los comicios de 2020. Con pocos rostros nuevos entre los protagonistas, la gran incógnita es quién será el compañero/a de fórmula de Donald Trump.

Históricamente, los vicepresidentes no han tenido un impacto significativo en las campañas, pero su elección puede reflejar la capacidad del candidato principal para tomar decisiones acertadas. Por ejemplo, en 2008, la elección de Sarah Palin por parte de John McCain disminuyó la confianza de los votantes en su juicio. Según datos de ABC News y The Washington Post, un 52% de los votantes republicanos expresó menos confianza en su capacidad de «tomar buenas decisiones» tras la elección de Palin.

Normalmente, la elección de vicepresidente busca equilibrar la fórmula electoral, aportando cualidades que complementan al candidato principal. Cuando Donald Trump eligió a Mike Pence como candidato a vicepresidente en 2016, no hubo sorpresas. Pence atraía el voto de los evangélicos que desconfiaban de Trump debido a sus escándalos y aportaba estabilidad a una candidatura que hasta entonces no contaba con el apoyo de los republicanos en Washington. La relación se mantuvo sólida hasta el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, cuando Pence le dio la espalda a Trump.

En estas elecciones Trump tiene el apoyo de las bases del Partido Republicano y lo ha demostrado desde el inicio de las primarias. La lógica nos dice que va a intentar atraer a los republicanos «moderados» y a los independientes. Estos grupos se inclinaron por Nikki Haley, aún cuando la exgobernadora de Carolina del Sur se retiró de la carrera en marzo.

Trump evaluará a sus posibles compañeros de fórmula basándose en dos aspectos: su capacidad de ampliar la base de votantes y su lealtad (quiere evitar un segundo desplante como el de Pence). Además, aplicará el criterio de «do no harm» (no hacer daño), es decir, evitar decisiones que perjudiquen su imagen, como podría ser elegir al excandidato republicano Vivek Ramaswamy. El empresario no tiene ninguna experiencia política y viró demasiado hacia la extrema derecha en su campaña presidencial. Cuanto más lo veían los estadounidenses, menos les agradaba. Según las encuestas de FiveThirtyEight, poco después de que Ramaswamy lanzara su candidatura, tenía un 13% de imagen desfavorable, hoy ese promedio ha aumentado al 36%.

Para hacer una fórmula más atractiva a segmentos clave, Trump podría considerar el aspecto identitario. Sus asesores le han recomendado incluir a un compañero de color o latino, lo que le ayudaría con dos segmentos claves que Biden todavía no ha sabido convencer. Ese sería el caso del senador de Florida Marco Rubio o el congresista Byron Donald. Trump también podría optar por una mujer, algunos de los nombres que surgieron fueron Katie Brit, senadora por Alabama; Kristy Noem, una fiel seguidora de Trump; o la exdemócrata Tulsi Gabbard.

En términos de lealtad, la prueba de fuego parece ser el apoyo a la narrativa de que las elecciones del 2020 le fueron «robadas». De cara a su segundo mandato, Trump ya conoce el juego en Washington y se siente cómodo solo, por lo que busca un compañero fiel. En este contexto, JD Vance, senador de Ohio, y Alice Stefanik, una defensora acérrima de Trump, destacan como posibles candidatos. Vance sorprendió con su aparición en el tribunal de Manhattan para apoyar a Trump, mientras que Stefanik ha sido muy activa en el Congreso defendiendo las posturas de Trump.

La lista de nombres se alarga pero, con estos criterios en mente, Tim Scott se perfila como el candidato más prometedor. Es el único republicano negro en el Senado y, en contraste con Trump, a Scott se le describe como un tipo «alegre» y «optimista». El mismo Trump ha dicho: «Es mucho mejor representante mío que representante de sí mismo». Además tiene el apoyo de los asesores más cercanos del expresidente.

Trump necesita atraer a votantes indecisos y reforzar la estabilidad de su candidatura en medio de sus desafíos legales y financieros. Aunque lleva la delantera en 5 estados clave, Biden le aventaja con casi el doble de recaudación de fondos.

Mientras la polémica crece, Trump no tiene prisa por presentar al mundo a su compañero de fórmula y disfruta de la competencia de sus discípulos para ver quién es finalmente el elegido. El expresidente dijo recientemente que espera revelar su elección más cerca de la fecha de la Convención Nacional Republicana, que está programada del 15 al 18 de julio.

(Más recursos e información en ELECCIONES USA 2024)
Fotografía: Donald Teel para Unsplash

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1 COMENTARIO

  1. Sin lugar a dudas la «democracia» es la mejor forma de gobierno para la «res pública» pero también la más deprimente a veces.

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