Hace ya siete años que escribí para la revista Ethic este artículo titulado Posverdad & Pospolítica en el que decía: En un posible remake de la definición del Diccionario de Oxford, la pospolítica sería «aquella en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de las decisiones públicas que los pensamientos y creencias basados en los prejuicios, las obsesiones o las falsedades».
Unas frases que referencia Rodrigo Terrasa en este reportaje, publicado hace unos días en El Mundo, sobre el fenómeno Alvise y la amenaza de la pospolítica, en el que participo contestando a algunas preguntas, junto a otros colegas. Algunos fragmentos:
«Desde hace tiempo había señales que no queríamos ver, nos quedamos con la punta del iceberg y despreciamos todo lo que estaba sumergido bajo la parte más histriónica, detrás de los bulos, del fake y de la astracanada», explica hoy Gutiérrez-Rubí. «Pero por debajo había miles, centenares de miles, millones de personas conectando con unas ideas, con una puesta en escena y un nivel de radicalidad que ahora responde a una demanda muy concreta».
– ¿Cuál es exactamente la demanda de los 800.000 votantes de un personaje como Alvise?
«El voto a Alvise es una enorme peineta electoral. Los ciudadanos, cuando se cabrean, se hartan, se decepcionan y pierden confianza y esperanza en la progresividad de las reformas políticas como instrumento del interés general o incluso en las alternativas políticas como solución, lo que hacen es una peineta a todo. Le han dado una patada al sistema y han convertido el grito, el desafecto, el insulto, en un nuevo formato electoral. Esa plasticidad para convertir la emoción en acción electoral es algo nuevo. Eso es la postpolítica».
(…) «Nadie le reclama a Alvise un programa electoral que ni siquiera tiene. Nadie le pide convertir esos 800.000 votos en una alternativa de gobierno o en propuestas concretas. Lo que él haga ahora ya da un poco igual», admite Gutiérrez-Rubí. «El voto a Alvise es un desafío burlesco. En él hay algo de farsa irónica, de reírse del proceso electoral, de su formato viejuno, aburguesado y caduco, de las propuestas de los otros, del instrumento… Esa especie de risa burlona, esa ironía desafiante iconoclasta, siempre ha conectado con las clases populares y la gente perdedora porque al perdedor lo último que le queda es la risa bufa».
(…) «La anticorrupción y el antiestablishment son su único mensaje y tema», añade Gutiérrez-Rubí. «Como cualquier populismo, ataca a todos los partidos y se victimiza ante lo que considera persecución judicial. De ahí que necesite el escaño para estar aforado y que sea más complicado acusarlo de mentir y de compartir noticias falsas. Él lo admite y lo defiende, al igual que lo entienden sus fans».
Amplío estas ideas expresadas en el diario El Mundo, compartiendo a continuación este análisis sobre la campaña desarrollada por Alvise Pérez:
La formación política «Se Acabó la Fiesta», liderada por Alvise Pérez (sobrenombre del sevillano de 34 años, Luis Pérez Fernández) fue la gran sorpresa de la jornada electoral del pasado 9 de junio, obteniendo hasta 3 escaños en el Parlamento Europeo. Pero, ¿quién es Alvise y cómo hizo campaña?
Del online al offline. Su campaña se desarrolló en redes, a partir de su visibilidad diaria durante los últimos años en YouTube, Instagram y Telegram. De hecho, cuenta con 840.000 seguidores en Instagram y 480.000 en Telegram. Su capacidad de penetración es enorme en comparación con el resto de partidos políticos e incluso comparándolo con los medios de comunicación. Sus contenidos son muy visuales, provocadores, incorrectos políticamente, innovadores, bien diseñados y con temas que refuerzan y retroalimentan sus mensajes, dentro de la comunidad que ha construido, que confía en él y comparte sus contenidos a otros públicos. Sin embargo, sí que es cierto que la última semana electoral visitó diferentes ciudades, aunque fue para reunirse con estos seguidores en la calle y generar nuevos contenidos.
El mensaje. La anticorrupción y el anti establishment son su único mensaje y tema. De hecho, no tenía ninguna propuesta electoral y en su web tan solo indicaba cómo ser apoderado (consiguió 4.000 personas a través de ella). Como cualquier populismo, ataca a todos los partidos y se victimiza ante lo que considera persecución judicial. De ahí que necesite el escaño para estar aforado y que sea más complicado acusarle de mentir y de compartir noticias falsas. Y lo admite y lo defiende, al igual que lo entienden sus fans. Del mismo modo, indica que el dinero también será usado para la creación de más contenidos propios, para llegar a más gente.
Sus cuatro públicos objetivos. En primer lugar, votantes de Vox. De hecho, se calcula, aún con encuestas preelectorales, que un 19,6% de sus votantes de las elecciones generales de julio de 2023 —es decir, uno de cada cinco votos de Vox— se pasaron al partido de Alvise. Se le añadirían votantes de Ciudadanos (un 6-11%) y del PP (un 4-5%). Todos se definen como votantes de derecha. En segundo lugar, hombres. Su público, al igual que el público de extrema derecha, es muy masculinizado. De hecho, contaría con un 6,1% del voto total masculino en las europeas, por solo de un 2,5% del femenino (de sus potenciales votantes, solo un tercio son mujeres, por dos tercios de hombres). En tercer lugar, jóvenes. Triunfa entre quienes tienen entre 18 y 34 años (donde lograría un 9,5% del total de votos) e incluso más entre aquellas personas que no podían votar hasta ahora y que ya han cumplido 18 años, con un 11%. En cuarto lugar, los abstencionistas, de los que captaría un 7,5% de sus votos (y se le sumaría un 4% del voto nulo). A partir de los resultados se ha podido observar, además, que ha conseguido más allí donde hay más jóvenes y más desempleados.
De fans a votos. Solo un 44,6% de la población le conocía, lo que indica claramente que solo el público más politizado sabía quién es. En unas elecciones donde hubo poca participación es su comunidad la que se movilizó a su favor. El cierre de campaña, en la plaza Colón de Madrid, donde repartió 350.000 papeletas electorales, es un buen ejemplo de creación de comunidad.
Sí, Alvise será eurodiputado, y el resto de partidos deberían observar su manera de comunicar, su campaña y las razones que esgrimen sus partidarios para votarle.
Enlaces de interés:
– Hilo en X (Twitter): La extrema derecha obtuvo un aumento importante de apoyo en las Elecciones Europeas. En varios países, los jóvenes de la Generación Z fueron una pieza fundamental de su base de respaldo.
– ¿Quién ha votado a Alvise? Sus apoyos por edad, sexo, ideología y renta (Javier Galán, Kiko Llaneras, Borja Andrino (El País, 11.06.2024)
– Influencers y youtubers al poder en Europa: ¿un Black Mirror para América Latina? (Juan Manuel Karg. Cenital, 17.06.2024)
– La irrupción de Alvise y la fuerza política del submundo de la conspiración (Ángel Munárriz. El País, 23.06.2024)
– El algoritmo de las mentiras: ¿por qué los influencers de extrema derecha triunfan más? (La Vanguardia, 2.07.2024)