Este artículo forma parte de la serie de contenidos del espacio ELECCIONES USA 2024, donde irán escribiendo distintas firmas invitadas.
Según una encuesta reciente de The New York Times y el Siena College, el 74% de los votantes registrados cree que Joe Biden es demasiado viejo para ser presidente. Sin embargo, el problema del demócrata no es estrictamente su edad, sino las dudas que existen —y que se multiplican día a día— sobre su capacidad física y mental para ejercer y renovar el cargo. Es el debate permanente. Sin treguas. La semana pasada, su médico personal debió salir a decir que el presidente no tiene Parkinson y esta semana ha dado positivo por COVID y se ha visto obligado a suspender los mítines previstos. En una entrevista con Ed Gordon dijo que retiraría su candidatura si le diagnosticaran un «problema de salud». ¿De qué tipo? No especificó. Hoy, parece difícil, muy difícil, que la campaña de Biden consiga darle la vuelta a la imagen sobre su estado de salud.
Ahora bien, si la edad no está en discusión es, en parte, porque Trump y Biden se llevan menos de cuatro años. Gane quien gane en noviembre, se romperá, y por tercera vez consecutiva, el récord de edad. Trump asumió en 2017 con 70 años, 7 meses y 6 días, Biden lo hizo con 78 años y 2 meses y Trump, de imponerse, lo haría con 78 años, 7 meses y 6 días.
Esta es una tendencia que, al parecer, no es exclusiva de Estados Unidos. De hecho, hay un estudio del Pew Research sobre la edad de 187 jefes de Gobierno que demostró que la media internacional es de 62 años y que Biden es el noveno del ranking. El más anciano: el presidente de Camerún, con 91 años.
La edad, como bien advierten Xènia Lobo y Rosanna Carceller, no es criterio suficiente para determinar la valía de una persona. Esto quedó demostrado con el tuit viral que muestra a un enérgico Mick Jagger, que tiene prácticamente la misma edad que Biden. Sin embargo, esta tendencia de envejecimiento de la clase política sí que puede ser un motivo más para pensar en la institucionalización de valoraciones independientes de salud para todos los candidatos y candidatas, independientemente de su edad.
Hay un dato aún más llamativo en el informe del Pew Research: solo seis jefes de Gobierno tienen menos de 40 años. Esto significa que hay, en todo el mundo, un gap etario entre representantes y representados. Los electores son, en promedio, bastante más jóvenes que los candidatos, líderes y presidentes. El estadounidense medio tiene, por ejemplo, 39 años, justo la mitad de la edad de Trump.
Esta realidad esconde muchos problemas, desde una notable crisis de incentivos para la participación (y, sobre todo, para la permanencia) de las y los políticos más jóvenes hasta las evidentes dificultades que encuentran muchos líderes actuales para interpelar y representar a las nuevas generaciones.
La edad de Biden no es el problema, aunque la edad de todos, en su conjunto, puede que sí lo sea.
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Fuente de la ilustración: wayneabrown35