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Las redes sociales exigen otra política

Publicado en: Entrelíneas (Revista digital de Red Eléctrica de España, nº21 JUL-SEP) (versión pdf)

Entrevista con Anxo Lugilde (corresponsal del diario La Vanguardia en Galicia) para su reportaje, en la revista Entrelíneas, titulado “Los límites de la política 2.0«.  El reportaje se estructura en cuatro páginas, que recogen también las opiniones de Xavier Peytibi, Albert Medrán, Edgar Rovira y César Calderón.
Facebook y Twitter facilitan el contacto entre candidatos y electores, pero la comunicación mútua es todavía vertical
Los límites de la política 2.0 (1)
Los límites de la política 2.0 (2)

A continuación tenéis la transcripción de mi entrevista tal como se ha publicado.

Uno de los principales especialistas de España sobre política en Internet, Antoni Gutiérrez-Rubí, destaca el crecimiento cuantitativo de las campañas electorales en este ámbito, pero incide en los déficits cualitativos, en la falta de adaptación a una nueva realidad.

¿Qué valoración hace de la política 2.0 en las últimas elecciones municipales y autonómicas?
Forma parte de las estrategias y de las acciones de campaña. Nadie renuncia a ella y se establecen acciones, ideas y equipos para poder ejecutar las estrategias. El problema es que sigue siendo concebida desde una perspectiva analógica. Internet es, para la mayoría de los partidos, un medio más, como la prensa, la radio, la televisión y la publicidad exterior. Estamos muy lejos de utilizarla en su triple dimensión transformadora: comunicación, organización y creación de contenidos, propuestas y debates políticos.

¿Ha sido el 15-M, como ejemplo de movilización convocada y sostenida desde las redes sociales, el acontecimiento principal de la campaña?
Ha sido el factor mediático más relevante de la campaña electoral. Un movimiento que pide otra política, otra manera de elegir y otros electos.

¿Se puede decir que el trabajo en las redes sociales puede dar votos?
Sí, da votos por varias razones. Moviliza a los electores y a los activistas, ofreciendo la posibilidad de actuar sin esperar consignas o la planificación general. Crea estados de ánimo e influye poderosamente en el establecimiento de la agenda política y de la opinión pública. Y ofrece una oportunidad para hacer más próxima la política representativa y, así, la capacidad persuasiva de los candidatos.

¿En qué medida ha cundido el ejemplo de Barack Obama en las elecciones celebradas desde entonces en España?
Poco a poco. Pero insisto, sigue existiendo una visión instrumental. La política 2.0 no es vieja política con medios digitales. La política 2.0 obliga a otra política. No es una cuestión de medios o herramientas, sino de cultura política.

¿Qué tendencias se vislumbran de cara a las próximas generales?
Lo fundamental es la profesionalización de la acción de los partidos políticos en las redes. Como no comprenden su naturaleza transformadora, o no la quieren aceptar, los partidos van a apostar mucho por la presencia ordenada y planificada. Aparecerán, también, muchas herramientas nuevas para auditar el trabajo hecho, los programas, las promesas y la actividad de los candidatos, entre otras iniciativas.

Enlace de interés:
Los límites del 2.0 (Edgar Rovira, coord.; Jorge Galindo; Carlos Guadián; Guillem López-Bonafont; Albert Medrán; Xavier Peytibi; José Rodríguez; Roger Senserrich)

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