InicioComunicaciónComPolSanders, Trump y Streisand

Sanders, Trump y Streisand

«En los próximos meses y años, nuestra tarea será evitar responder a cada declaración absurda que haga Trump. Eso es (precisamente) lo que quiere que hagamos», advierte Bernie Sanders en su última columna para The Guardian. En otras palabras, el senador y excandidato está pidiendo a los suyos que no sigan el juego al actual presidente, que no entren en su marco mental, como ya en su día explicó George Lakoff en el célebre libro No pienses en un elefante.

Los frames son marcos de interpretación, lentes con que se mira el mundo y se define lo que está bien y lo que está mal, lo que es justo e injusto, lo que es posible e imposible. Quien impone el marco define la realidad. Entonces, si los demócratas reaccionan a la agenda que plantea el presidente, comentan sus discursos, critican sus ideas y, además, lo hacen con sus palabras, acabarán por reforzar su marco. Esta es la «trampa» de la que habla Sanders.

Y no solo eso. La estrategia reactiva de comentar todo lo que hace y dice el rival, aunque sea incluso una crítica feroz y contundente, corre el riesgo de generar lo que en comunicación se llama efecto Streisand, que es el aumento de la notoriedad de aquello que se quiere condenar y/o evitar. El fenómeno tiene su origen en un conflicto que tuvo como protagonista a la actriz y cantante Barbra Streisand, quien, en el 2003 inició acciones legales contra un fotógrafo por una imagen aérea de su casa que circulaba en internet sin su consentimiento. La denuncia no hizo más que aumentar la visibilidad de la fotografía y su repercusión mediática. Desde entonces, cuando los intentos de censura, de ocultación, de unos hechos o contenidos provocan como resultado el efecto contrario de lo que se busca, aumen­tando la publicidad, la notoriedad y el alcance de estos, se habla del efecto Streisand­.

¿Quiere decir esto que ya no se puede responder ni rebatir ni criticar nada? No. Simplemente que hay que hacerlo conscientes de no caer en provocaciones y evitando, en la medida de lo posible, alimentar los marcos ajenos. No será nada fácil con un presidente voraz que solo en su primer día firmó 42 documentos, de los cuales 26 fueron órdenes ejecutivas. Su estrategia no es nueva y tiene nombre: inundar la zonaSe basa en saturar el espacio mediático, marcar agenda con un ritmo frenético y desplegar múltiples temas simultáneamente. El objetivo: desgastar a sus oponentes y obligarlos a jugar siempre a la defensiva.

Pero la indignación no será suficiente para los demócratas. En estos cuatro años, deberán ser capaces de construir una agenda propia. Hablar de sus asuntos, no de los de Trump, o no solamente. No bastará con ser (y ejercer) oposición; deben ser alternativa, y parecerlo. Y eso solo lo conseguirán con una narrativa positiva y propositiva.

En palabras del gran Johan Cruyff: «Si nosotros tenemos el balón, ellos no pueden marcar». En política, tener la iniciativa, definir de qué se habla y cómo se habla es clave. Este partido recién empieza.

Publicado en: La Vanguardia (03.02.2025)
Imagen creada con IA (Krea.ai)

Otros contenidos

El nuevo populismo grafológico

El 2 de julio de 1964, el presidente Lyndon Johnson utilizó 72 plumas estilográficas para firmar la Ley de Derechos Civiles. El documento marcó...

Trump, imperial

Fue una exhibición: de poder y de ambición. Todo el evento de investidura de Donald Trump resultó un ejercicio litúrgico del nuevo imperio. «La edad...

Política de influencers

En el 2024 se esperaba que la inteligencia artificial fuera un factor decisivo que cambiaría las elecciones para siempre. Y no lo fue tanto,...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.