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Parejas en campaña

Publicado en: Diario Público (Edició Catalunya) (18.11.2010) (Artículo 7, Focus Electoral) (versió pdf)

El interés por la vida privada, familiar y afectiva de nuestros candidatos responde a una demanda no explícita por parte de los electores. Queremos conocer la cara más íntima de las personas que aspiran a representarnos, porque intuimos que esta información es casi tan reveladora como su propuesta política.

Este deseo podría responder, fundamentalmente, a un exceso de curiosidad, morbo y voyeurismo de nuestra sociedad actual, que es alimentado por una amplia oferta mediática. Pero hay algo más y más profundo. Responde, también, a un interés de tipo emocional, por poder contrastar (muchas veces de manera inconsciente) si nos identificamos con los valores y sentimientos del candidato.  Queremos saber a quién aman, cómo es su familia, si se muestran afectivos en público, si aparecen con sus hijos, sus padres, sus  mascotas… Sófocles, antiguo poeta griego, lo describe muy bien: “El que es bueno en familia, es también buen ciudadano.”Tenemos, además, la intuición de que la biografía, el relato personal, deviene información política de primer orden. Los electores piensan que el hecho de conocer cómo vive, cómo fue educado, cómo creció y en qué se desarrolló como persona y como profesional ese candidato es vital para profundizar sobre el carácter y la escala de valores de los que aspiran a dirigirnos.
Al final, queremos confiar en alguien. Y nunca lo haremos sin conocerle más allá de los clichés mediáticos y publicitarios. Algunos candidatos piensan que es una banalidad frente a la ideología y la política. Otros, lo ven como una oportunidad. Encontrar el punto de equilibrio justo, puede hacerles llegar al corazón de los electores: la antesala de su voto.


Parelles en campanya
L’interès per la vida privada dels candidats respon a una demanda no explícita per part dels electors. Volem conèixer la cara íntima de les persones que aspiren a representar-nos, perquè intuïm que aquesta informació és gairebé tan reveladora com la seva proposta política.
Aquest desig podria respondre a un excés de curiositat,morbo i voyeurisme de la societat actual, alimentats per una àmplia oferta mediàtica.
Però hi ha alguna cosa més profunda. Respon, també, a un interès emocional, per poder contrastar si ens identifiquem amb els valors del candidat. Volem saber a qui estimen, com és la seva família, si són afectius en públic, si apareixen amb els fills, amb els pares… Sòfocles ho descriu molt bé: “Qui és bo en família és també bon ciutadà”.
Tenim, a més, la intuïció que el relat personal és informació política de primer ordre.
Pels electors, conèixer com viu i en què es va desenvolupar com a persona i com a professional el candidat és vital per aprofundir en el caràcter i l’escala de valors dels que aspiren a dirigir-nos.
El que volem és confiar en algú. I mai no ho farem sense anar més enllà dels clixés mediàtics. Alguns candidats pensen que això és una banalitat davant de la ideologia o la política. Altres ho veuen com una oportunitat. Trobar el punt d’equilibri just pot ferlos arribar al cor dels electors, l’avantsala del seu vot.

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