Fans y electores

Publicado en: Diario Público (Edició Catalunya) (13.11.2010) (Artículo 2, Focus Electoral) (versió pdf)

Estos días estamos aprendiendo el significado de una nueva palabra: desvirtualizar. Con ella se definen los encuentros públicos entre personas que se conocen sólo a través de las redes sociales, en el mundo digital.

En esta campaña, a diferencia de 2006, todos los candidatos y partidos tienen página en Facebook, Twitter, blogs afines… sumando centenares o miles de amigos, seguidores y/o fans. Aunque la máxima que debería guiar la comunicación política en las redes sociales es la de relacionar personas, no acumular números, parece primar la obsesión por la métrica. Para combatir esta idea, para reforzar los vínculos emocionales, la motivación política y aumentar la participación y el ciberactivismo de esas personas durante la campaña, los candidatos quedan para brindar la oportunidad de conocerse mútuamente. Estas “quedadas” tienen una gran repercusión mediática y son un guiño a la cultura 2.0.

Todas estas iniciativas  junto a otras muchas, persiguen movilizar a una nueva generación de ciudadanos que se identifican como ciberactivistas.  Personas con talento creativo y reputación en la red, que influyen e interactúan, sin esperar consignas para movilizarse, aportando nuevas ideas.

Convertir a los ciberactivistas, a los fans digitales, y a sus entornos inmediatos, en electores reales el próximo día 28 noviembre es la obsesión y la oportunidad. Veremos si se traslada, de la misma manera, la correlación de fuerzas y la movilización digital existente entre los candidatos en sus “muros” de Facebook o en los “timeline” de Twitter, a las urnas. Desvirtualizar la amistad en una papeleta es el reto. ¿Cuántos clicks, links y tweets se convertirán en votos?

Fans i eleccions
Aquests dies estem aprenent el significat d’un mot nou: desvirtualitzar. Defineix les trobades públiques entre persones que es coneixen només a través de les xarxes socials, en el món digital.
En aquesta campanya, a diferència del 2006, tots els candidats i partits tenen pàgina a Facebook, Twitter, blocs afins…sumant centenars o milers d’amics, seguidors i fans. Encara que la màxima que hauria de guiar la comunicació política en les xarxes socials és la de relacionar persones, i no acumular xifres, sembla que preval l’obsessió per la mètrica. Per combatre aquesta idea, per reforçar els vincles emocionals i la motivació política i per augmentar la participació i el ciberactivisme de tota aquesta gent durant la campanya, els candidats queden per brindar l’oportunitat de coneixe’ls. Aquestes quedades tenen una gran repercussió mediàtica i són un gest de complicitat a la cultura 2.0.
Totes aquestes iniciatives persegueixen mobilitzar una nova generació de ciutadans que s’identifiquen com a ciberactivistes. Persones amb talent creatiu, que influeixen i interactuen, sense esperar consignes per mobilitzar-se.
Convertir els fans digitals, i el seu entorn immediat, en electors reals el dia 28 és l’objectiu i l’oportunitat. Ja ho veurem si, igualment, la correlació de forces i la mobilització digital en els seus murs de Facebook o en els timeline de Twitter es trasllada a les urnes. Quants clics, links i tweets es convertiran en vots?

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