Publicado en: El Periódico (08.11.2008) (versión pdf castellano) (versió pdf català)
Hace meses, me apunté por Internet (por curiosidad e interés) (por curiosidad e interés) a una de las múltiples plataformas de apoyo a la campaña de Obama. Desde entonces he recibido correos del candidato, de su esposa, Michelle, o del vicepresidente Biden. En todos estos mails, me han animado a participar de las acciones de las campañas on line. No les importó que yo viviera en Barcelona ni que no pudiera votar.
A la mañana siguiente de su victoria, le envié un mail de felicitación. Mi sorpresa fue que inmediatamente recibí una respuesta firmada por «Obama for America«. Me agradecen mi colaboración, me informan sobre una plataforma 2.0 de la futura Administración y me piden que participe activamente haciéndoles saber mis preguntas o comentarios sobre la política del futuro Gobierno federal: «Nuestra victoria el 4 de noviembre es solo el comienzo del trabajo que haremos juntos», me dicen.
Mientras recibo sus mensajes y me piden los míos, veo las imágenes de millares de ciudadanos estadounidenses que dejan los suyos en un mural frente al Lincoln Memorial, en Washington. Y otras organizaciones de activistas independientes y sin ánimo de lucro, como Avaaz, han impulsado una iniciativa para hacer llegar al presidente «un millón de mensajes de esperanza, con la invitación a trabajar conjuntamente».
En plena efervescencia digital y comunicativa, leo con estupor -por el medio utilizado- que algunos líderes políticos le han enviado un «telegrama». Supongo que le llegarán a Obama, aunque le extrañará. Han pasado dos años ya desde que la mítica Western Union, la compañía que reemplazó a los mensajeros del Pony Express hace 150 años, anunciara en su web el cierre de su emblemático servicio de telegramas, por poco competitivo.
Me publican hoy un nuevo artículo en EL PERIÓDICO: "Tengo un 'mail' de Obam@", http://tinyurl.com/5wu2hd
En realidad, esa respuesta la hemos recibido todos los apuntados, incluso los que no les hemos mandado las felicitaciones.
Lo curioso es que probablemente la mejor manera de enviarle un mensaje rápido a algunos de esos líderes mundiales o no tan mundiales es el telegrama… 🙁
Sembla que el nou emperador provoca la síndrome d’Estocolm en els vassalls de la perifèria.
Llegint els últims articles de l’@antonigr https://www.gutierrez-rubi.es//?p=898 i http://tinyurl.com/5q7vge
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