Publicado en: Revista Marie Claire (nº Junio 2008) (versión pdf)
Vivimos un período extraordinario. El año 2006 empezó con los éxitos electorales de Michelle Bachelet en Chile o Angela Merkel en Alemania. A los que se sumó Ellen Johnson-Sirleaf en Liberia, que se convirtió en la primera mujer presidenta en África. En 2007, nos sorprendió Ségolène Royal con su ascenso fulgurante y su dolorosa derrota electoral.
Fue el año de las victorias de la «presidenta» (con «a», como le gusta decir) Cristina Fernández en Argentina y de Pratibha Patil en India, la mayor democracia del mundo.
En Estados Unidos también asistíamos al protagonismo político de Condoleezza Rice y a la victoria de la irresistible Nancy Pelosi, la primera presidenta del Congreso. El año acabó con el dramático final de Benazir Bhutto, aunque la mujer sigue avanzando en Pakistán y Fahmida Mirza ha sido elegida presidenta del Parlamento. Ya en 2008, la apasionante carrera de las primarias norteamericanas con el duelo Obama-Clinton: sus modelos de liderazgo y la influencia de la política de las emociones. Nunca antes había sucedido: 14 mujeres presidentas o primeras ministras en contextos dominados por clichés discriminatorios. Y siguen avanzando hacia la igualdad, como en España, con sus 9 ministras.
Algunos no pueden disimular y no quieren. Su misoginia está a la altura de su mal gusto. Hace unos meses Berlusconi imitó el gesto de disparar a una periodista. «Il Cavalieri» siempre tan «gracioso». Como cuando habló del gobierno «demasiado rosa» de Zapatero.
Documentos de interés:
Equilibrando la composición de género en los Gabinetes nacionales
Fuente: (Women’s Environment & Development organization, WEDO)