Publicado el 12.03.08
La Responsabilidad Social Corporativa ha ganado espacio en los programas y propuestas electorales de los partidos en las recientes elecciones generales, lo que refleja claramente la evolución y ascenso que ha vivido en estos cuatro años. Son muchas las medidas y propuesta legislativas que han planteado los partidos, especialmente PP y PSOE, una síntesis de las cuales podéis encontrarlas en Responsabilidadglobal.
El gobierno ha aprobado recientemente en Consejo de Ministros el Consejo de Responsabilidad Social Corporativa para potenciar las políticas públicas de apoyo y promoción de la responsabilidad social de las empresas. El nuevo órgano nace como consecuencia del proceso iniciado a lo largo de la legislatura en la que han tenido lugar distintas actuaciones como la creación de la Subcomisión parlamentaria para potenciar y promover la RSE; la elaboración de un informe por parte del Foro de Expertos, creado por el Gobierno y en el que han participado un amplio grupo de iniciativas empresariales que realizan acciones de RSE, asociaciones y organizaciones de defensa de los consumidores, derechos humanos y del medio ambiente, economía social, mundo académico, expertos y diversos ministerios, y por último, el documento aprobado por la mesa de Diálogo Social, que recoge diversas medidas en dicha materia. Con su aprobación no sólo se da satisfacción a las demandas de los agentes sociales, sino que se cumple, además, con el mandato recogido en una moción del Pleno del Senado que instaba al Gobierno a crear dicho Consejo.
Por último, señalar que he participado en el panel de expertos que el Anuario Empresa Responsable y Sostenible 2008 ha seleccionado para valorar el año 2007 en clave RSE. A continuación os presento mi opinión en las respuestas que hice llegar a la publicación.
¿Cómo ha evolucionado la RSE en España durante este último año? ¿Estamos mejor, peor o igual que el año pasado? ¿Cuáles han sido los hitos más destacados en el 2007 en torno a este asunto?
Desatacaría tres hitos.
El primero es que, finalmente, este mes de noviembre concluirán los trabajos de la Mesa de Diálogo Social de la que nacerá el Consejo Estatal de la RSE. Consejo que sería muy conveniente que se pusiera en marcha antes de finalizar esta legislatura. Sus conclusiones, junto a las del Foro de Expertos y a las de la Subcomisión del Congreso de los Diputados, nos dan ya una amplia y compartida base de futuro para el impulso de la RSE.
El segundo es la consolidación en las grandes empresas españolas de estrategias, equipos y programas de responsabilidad social, pero sobre todo el avance muy significativo de la RSE en las Pymes, con políticas adaptadas a su dimensión y con una gran relación con el territorio en el que operan. El concepto empresas y «territorios» responsables se va abriendo camino con diálogos locales muy intensos y con un importante caudal de buenas prácticas. A ello hay que añadir el «despertar» de las administraciones autonómicas que empiezan a desarrollar políticas específicas de impulso a la RSE en sus comunidades, favoreciendo una mayor capilaridad y proximidad del concepto y de las prácticas RSE.
Finalmente, cabe destacar que el debate entre regulación o promoción (por ejemplo con contratación o adjudicación de obras y servicios públicos a empresas responsables, con ayudas fiscales incluidas, etc.) para favorecer e impulsar el desarrollo de la RSE en España va flexibilizándose hacia un modelo menos intervencionista y más interiorizado en la empresa como parte de una nueva cultura empresarial.
¿Cómo valora el trabajo llevado a cabo desde las administraciones públicas para impulsar la RSE y cuál cree que será la aportación del futuro Consejo Estatal de RSE a este debate?
La voluntad política del Gobierno y la necesidad de buscar el consenso de los diversos agentes implicados (empresas, sindicatos, ONG,…), en torno a la elaboración de un marco legislativo de la RSE en España, ha llevado -¿inevitablemente?- al Gobierno a un largo proceso de reflexión y participación.
Finalmente, la creación del Consejo RSE deberá servir para crear consenso en materia de RSC y como guía para el Gobierno en la proposición de medidas, estándares, así como para generar las herramientas más adecuadas de gestión de la RSE. Pero, sobretodo para impulsar y conseguir mayor concreción a nivel nacional y ofrecer asesoramiento a las políticas de RSE y al desarrollo empresarial de esta práctica voluntaria en el tejido empresarial.
Hay dos grandes retos para el Consejo
1. Estructurar de forma coordinada un desarrollo de políticas públicas a favor de la RSE que se implementen de forma transversal desde la Administración central, en cooperación con todos los niveles de la Administración y con un enfoque muy cercano al territorio. Así como una política muy activa de «compra responsable» dada su gran capacidad de compra pública de bienes y servicios que representa alrededor del 18% del PIB.
2. La homologación y la unificación de sistemas de reporte y de verificación de la RSE. Hay una profusión de etiquetas sociales y medioambientales que se presentan y se promocionan en los medios de comunicación y en la actividad comunicativa de las empresas que pueden acabar confundiendo a los consumidores e inversionistas sobre la verdadera responsabilidad social de las empresas.
¿Cuáles son los otras actuales barreras y, en consecuencia, retos y desafíos en torno a la Responsabilidad y Sostenibilidad Empresarial en nuestro país que se presentan para el próximo 2008?
La RSC no se implementará de forma real si se desarrollada de manera unilateral sólo por la empresa. La RSE no avanzará sin una sociedad que la demande y la mayoría de los ciudadanos desconocen qué es y qué significado y alcance tiene. El reto de sensibilizar a la sociedad en general es fundamental para que podamos hablar de una dinámica de mercado que demande solamente productos y servicios de empresas con RSE.
Necesitamos ciudadanos conscientes y críticos, consumidores exigentes y accionistas lúcidos que incorporen significativamente criterios éticos o sostenibles en sus procesos de compra y -juntos- puedan modificar el rumbo de muchas sociedades en alianza con un liderazgo empresarial más comprometido socialmente. Pero el problema de fondo sigue siendo cómo configurar en el consumidor-inversor una voluntad política capaz de dirigir o condicionar la voluntad económica de las corporaciones.
El reto está en forzar el compromiso de las empresas a través de la demanda de los consumidores-ciudadanos, para ello es imprescindible incentivar un «consumo responsable» mejorando el conocimiento y la compresión del concepto RSE. Formar e informar a los ciudadanos, articular asociaciones de consumidores más fuertes, y conseguir que la administración pública estructure la RSE, introduciendo criterios claros que permitan a los ciudadanos y los consumidores discernir de manera clara quién es o no responsable.
Documentos de interés:
Los Recursos Humanos de la RSE La cuestionada reputación de la RSE