En noviembre de 2013, el cantante Pharell Willliams lanzó su canción Happy, y lo hizo con un videoclip de 24 horas, creado por Clément Durou y Pierre Dupaquier : We are from LA. Es el video más largo del mundo y accesible desde la web 24hoursofhappy.com donde aparecen imágenes de la ciudad de Los Ángeles con ciudadanos bailando, así como personajes famosos.
De repente empezaron a colgarse en YouTube diferentes remakes, con la misma música pero en otras ciudades del mundo: Barcelona, New York, Vancouver, Londres, París, Dublín, Tokio, Buenos Aires y, también, México DF, San Luis Potosí, Cancún, Saltillo o Torreón. En total, estos lip dubs, mostrando la belleza de las ciudades y la alegría de sus habitantes, se han llevado a cabo en 1.102 lugares de todo el mundo, como recoge la web We are happy from….
Una de estas ciudades es Porto Alegre. Allí, el ayuntamiento realizó un vídeo (Happy Porto Alegre) que mostraba lo bonita que es la ciudad y lo felices que son sus ciudadanos. Sin embargo, el malestar existe y un grupo de jóvenes han lanzado otro vídeo, denominado Unhappy Porto Alegre, donde muestran las calles degradadas, la suciedad, la violencia y la mala gestión del ayuntamiento. El primer vídeo promocional y con una visión amable y alegre ha tenido 59.000 visitas. El segundo vídeo de protesta, 340.000, referenciándose en medios de todo el mundo.
La música ayuda a comunicar políticamente, para bien o para mal. El activismo explora, cada vez más, nuevas formas de comunicación política, que tienen en común tres características ganadoras: las multitudes, las redes, las calles.
Una creatividad extraordinaria está desbordando los formatos clásicos de protesta, casi siempre asociados a las marchas, las manifestaciones o las sentadas. Los coros políticos, o la queja a través de composiciones musicales para ser interpretadas masivamente, forman parte de este nuevo fenómeno. Su atractivo reside en su capacidad para conseguir un momento memorable, altamente creativo y simpático, y con un fuerte impacto mediático. Lo lúdico y lo lúcido se dan la mano en estas nuevas tipologías de intervención pública: activismo que ocupa las calles, que nace en las redes y que impacta en los medios.
Cantar juntos o, incluso, gritar juntos, forma parte de los nuevos tipos de respuestas masivas, irreverentes y sorprendentes. En la campaña de las elecciones presidenciales mexicanas, descubrimos una acción provocadora y altamente efectiva: la «megamentada» crítica. Cinco mil personas impusieron en Jalisco el Récord Guinness a la «mentada de madre» más grande del mundo, y que ahora abre una nueva categoría en este libro. El récord se logró después de que los habitantes superaran los 122 decibelios de ruido al gritar al unísono Emilio, chingas a tu madre, en referencia al gobernador del estado de Jalisco, Emilio González Márquez.
«Algún día la política será una canción» escribió el poeta León Felipe referenciando a otro poeta, Walt Whitman. De momento, para que sea así y mientras llegue ese día, cantemos. Motivos para hacerlo no faltan. No es tiempo de solistas. Los coros civiles y democráticos están esperando. Cantar para cambiar el mundo no es una fantasía, es parte de un proceso de recuperación del ánimo democrático, del reencuentro socializador y las energías liberadoras.
Publicado en: Reforma.com (México)(6_Tendencias Globales. 20.03.2014) (versión .PDF). ARTÍCULO PARA LA COLUMNA ‘TENDENCIAS GLOBALES’, COLABORACIÓN PERIÓDICA CON LA REVISTA REFORMA (MÉXICO)
Fotografía: Artem Ka para Unsplash
Enlaces de interés:
– La canción “Happy” se baila hasta en el Vaticano VIDEO (NocheLatina.es, 22.04.2014)
– «Obama debería dejarlo y unirse a nuestra revolución». La música es el mensaje (Carlos Marcos. El País, 30.04.2014)
– Politipop – Música y Política on the rocks. ¿Hay algo mejor?
– Politizar la música popular (Nando Cruz. El Periódico, 14.09.2013)
– La música como arma de cambio (Rosa Mª Egea. eldiario.es, 12.03.2015)