Entrevista con Natalia Plazas de France 24 para su artículo: Brasil: la violencia y la corrupción, las claves en la victoria de Jair Bolsonaro, en el que se recogen algunas de mis opiniones. Comparto a continuación todas las preguntas y mis respuestas:
Antoni Gutiérrez-Rubí, especialista en asesoría de comunicación, cuenta a France 24 que Bolsonaro “supo aprovechar la desafección política, el hartazgo de una sociedad cansada de la corrupción. Querían un cambio, y al no confiar en las fuerzas políticas tradicionales, un outsider como Bolsonaro, populista, pero con una grandísima campaña de comunicación, se convertía en una opción plausible».
Pero pocos habrían imaginado hace cinco años que un líder de ese perfil sería alguna vez presidente de Brasil. Entonces todavía reinaba en el país el Partido de los Trabajadores encabezado por Luiz Inácio Lula da Silva y dirigido por Dilma Rousseff y, aunque comenzaba a vislumbrarse la crisis económica, el nombre de Lula aún era sinónimo de progreso y equidad.
Primero de todo. ¿Por qué ganó Bolsonaro?
Ganó porque supo aprovechar la desafección política, el hartazgo de una sociedad cansada de corrupción y de que las cosas cada vez fueran peor para el país. Querían un cambio, y al no confiar en las fuerzas políticas tradicionales, un outsider como Bolsonaro, populista, pero con una grandísima campaña de comunicación, se convertía en una opción plausible. El hecho de atacarlo, como le sucedió a Trump, sirvió para hacer crecer la percepción del antiestablishment, y colocar a Bolsonaro en el centro de toda la comunicación.
Bolsonaro ganó ayer las elecciones brasileras con el 55,1% de los votos. Uno de los factores clave de su victoria fue el apoyo de los evangélicos. Según una encuesta de Ibope, Bolsonaro tenía una preferencia del 66% entre los votantes evangélicos. El próximo presidente de Brasil recibió el apoyo de los grandes líderes y referentes: Edir Macedo, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) y propietario de la segunda televisión del país, José Wellington, presidente emérito de la Asamblea de Dios, la mayor fuerza evangélica, con 22,5 millones de fieles.
¿Considera usted la corrupción como el principal factor que influyó en el voto del domingo?
La corrupción, endémica, es un factor importante, pero creo que es un todo: la economía va a peor, la inseguridad es creciente, la vida de la gente empeora… No hay una sola razón.
¿El auge de Bolsonaro es consecuencia del crecimiento de un sentimiento antipetista?
La polarización ha sido importantísima. En este sentido, la emocionalidad ha tenido mucho que ver en la campaña y, por ende, también en la decisión de voto. Colocar al PT como el enemigo público número uno por parte del partido de Bolsonaro, estableciéndose ellos como la única alternativa, también ha funcionado. En cambio, no le ha funcionado a Haddad, ni siquiera en la segunda vuelta.
¿Qué otros factores cree que han influido en estas elecciones?
Las redes sociales, especialmente WhatsApp, han tenido —en mi opinión— mucha importancia. 120 millones de personas que se informan diariamente por esta red social, ultra personal, que no tiene elementos de control para la polarización, el miedo o las continuas fake news que aparecieron en las manos, gracias a los móviles, de los votantes.
Una última pregunta Antoni, ¿cuáles son lo retos de Bolsonaro a partir de que asuma el cargo?
No defraudar las enormes expectativas creadas.
¿Qué pasaría si no fuera así?
Ha creado una expectativa de resultados inmediatos y contundentes. Ha estimulado pasiones y no razones o argumentos… y eso tiene un tiempo de caducidad muy rápido. Si no tiene resultados rápido, tendrá crisis de opinión pública
Fotografía: F Cary Snyder para Unsplash
